Siento el frío que azota mi nuca y sacude mi cabeza dejando una resaca de escarcha en mi pelo. El sol asoma como por primera vez, por sobre el horizonte borrascoso, más allá del último pino solitario. Mi comida escasea, mi sueño me puede, y el entumecimiento que empezó como un caso localizado, se ha extendido a gran parte de mi cuerpo, mis brazos y piernas particularmente. Mis pies se mueven al ritmo de la música que hace mi equipaje, mi mochila baila al compás de mis torpes pasos, arrítmicos y aún sincrónicos. Tropiezo una y otra vez con la nieve y mis propios pies, y en mis muslos siento el dolor de quien ha subido una escalera hasta el cielo. Pero sé que no puedo detenerme, sé que por más que el cansancio me pueda, la vida debe poder más. No puedo haber nacido y vivido para morir de esta manera… Miro hacia el cielo, y repito: “Hoy no, Dios, hoy no”.
Sigo mis pasos llenando mi cabeza de pensamientos vacíos, me recuerdo mi último pensamiento. Es extraño, jamás en mi vida me consideré creyente, y aquí me ves, aquí y ahora, estamos solos tú y yo. Sería una lástima no ser creyente ahora, si no es por él que sigo vivo, entonces ya estoy muerto. ¿Qué sentido tiene? No sé si lo pensé como el victorioso que aclama en un grito de valentía “Hoy no, Dios!” o si simplemente lo pensé en un tono de súplica, el tono de “por favor, no me lleves todavía”.
No señor, nunca fui creyente, ¿pero qué sentido tendría ver este paisaje yo solo?, es solamente un abismo asquerosamente blanco, que refleja la poca luz existente y la convierte en vacío. Qué patético sería que no existieras, si he luchado tanto para ver esto yo solo, este paisaje tan desagradable, y que sin embargo ahora me parece tan admirable.
No puedo moverme ya, prefiero sentarme contigo y dejar que el sol entibie mis pómulos, ya tendré tiempo de seguir. Desparezco como el último bip del radar, dejando la naturaleza muerta de este paisaje intacta, era una lástima arruinarla con los despojos de una lucha de vida. Haya estado solo o no, estuve lo suficientemente cerca de saber la respuesta, sólo lo suficiente. Ahora todo tiene sentido.