23 de abril de 2008

Recapitulaciones

Los primeros días nada más se perdía en el letargo de la rutina, de la no-necesidad de hacerlo, dentro de todo, no había pasado tanto tiempo desde la última vez.

Hubo un tiempo después, cuando sencillamente dejé de prestarle atención, rara vez recordaba su existencia, y los escasos momentos que pasaba frente a él, me excusaba en la sencillez del desinterés, de la falsa escasez de tiempo. Las excusas que tiene uno para no hacer lo que sabe que tiene que hacer...

Ya más adentrado en el tiempo, lo veía de pasada, cada vez menos frecuentemente. No creo que haya notado mi presencia, al menos esa era la idea, los dos podíamos simular que nada había ocurrido.

Pero más allá de su inconsciencia, de su irrelevante opinión sobre mi desaparición, hace un tiempo entendí que mi desinterés no es sólo con él. Eso si se lo puede llamar "desinterés". Es honesta falta de tiempo, falta de ánimo, falta de buen humor. El buen humor que puede necesitar una persona para hacer lo que le gusta hacer y no considerarlo un quehacer, que sea un hobbie, que sea un "quierohacer".

"El" no es solamente este blog, "El" son todos los placeres de mi vida que me he privado por no saber administrar mi suerte. Por no reservar algo de esa felicidad que tanto me dieron para dársela a la persona más importante cuando más la necesita. Y no saber seguir adelante con esa incapacidad. No saber solucionarla. No saber explicarla.